Enciclopedia de Economia
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EFICIENCIA SUSTANTIVA Y EFICIENCIA X

el Concepto de eficiencia está en el corazón de la economía. Se dice que una actuación económica es eficiente cuando con un presupuesto de gastos dado se maximiza el resultado obtenido, o, equivalentemente, cuando dado un resultado a alcanzar éste se consigue con el mismo coste o sacrificio de recursos. La teoría microeconómica convencional se ocupa de la eficiencia asignativa. Supone que los inputs tienen unas especificaciones determinadas y producen unos resultados también determinados, de acuerdo con una determinada función de producción, en la que se resume el mejor procedimiento tecnológico susceptible de ser aplicado a dicho cometido. Son cuatro las razones que impiden, según H. Leibenstein (196

6), que los input
s puedan ser transformados en cantidades predeterminadas de outputs:

a) los contratos de trabajo son incompletos;

b) no todos los factores de la producción son comerciali-zables;

c) la función de producción no está completamente especificada;

d) la interdependencia y la incertidumbre lleva a que empresas competidoras cooperen y que unas imiten a otras en el aspecto técnico, en alguna medida al menos.

Según la teoría económica neoclásica, las unidades económicas de producción se comportan siguiendo un proceso de maxi-mización paramétrico; ellas controlan todas las variables relevantes, que son en realidad muy pocas, y ven el resto de las influencias como parámetros. La teoría de los juegos tiene una visión diferente del fenómeno económico. Ningún agente económico controla todas las variables; el resultado de cualquier decisión suya depende de las decisiones tomadas por otros agentes económicos. H. Leibenstein (1982) ve el problema de la productividad como uno de la teoría de los juegos, análogo al problema del dilema del prisionero, a lo cual este autor denomina teoría de la eficiencia X.

Los contratos de trabajo son incompletos porque la remuneración está normalmente bien especificada y el esfuerzo no; los miembros de la organización se comportan en términos de hábitos y convenciones, no necesariamente óptimos desde el punto de vista productivo; en relaciones principal-agente, el agente (empleados) no se comporta necesariamente como el principal desea. Dentro de ciertos límites, los miembros de la organización pueden elegir el esfuerzo. Existen unos límites superiores e inferiores dentro de los cuales la conducta no cambia. La conducta rutinaria permanece inalterable salvo que haya un cambio (presión adicional) que haga que estas variables vayan más allá de estos límites. Todo ello contribuye a configurar según H. Leibenstein (1982) el problema de la producción como uno de teoría de los juegos, del tipo dilema del prisionero, como el que se resume en la tabla 1 siguiente. En dicho ejemplo se supone que tanto el patrón (la empresa) como el empleado (o el conjunto de trabajadores) disponen de tres opciones elementales o simples (estrategias puras): buenas relaciones (ambas partes simplemente cumplen), regulares relaciones y malas relaciones (la empresa le paga lo menos posible al trabajador y éste se escaquea todo lo que puede).

En la tabla 1 anterior se recogen los beneficios en términos de utilidad que puede obtener cada una de las partes (en el medio cuadrante superior el beneficio de la empresa y en el inferior el del trabajador) en función del comportamiento elegido por ella y el que pueda tener la otra parte. La solución que más beneficia a ambas partes (solución óptima) es, como puede observarse, la solución (1,1), aunque por las razones que ya se han indicado anteriormente, y en particular por los diferentes hábitos y convenciones de esfuerzo, la solución realmente adoptada en la práctica puede ser la (3,3) o la (2,2), por debajo ambas de la óptima, o cualquiera otra que caiga por encima o por debajo de la diagonal principal.

Las soluciones cooperativas se sitúan sobre la diagonal principal (la diagonal cooperativa). Todo movimiento ascendente a lo largo de dicha diagonal conduce a soluciones Pareto-superiores, puesto que tanto la empresa como los trabajdores ganan con el cambio. El resto de las soluciones son adversas, ya que una de las partes gana a costa de la otra; todo movimiento en sentido horizontal de izquierda a derecha conduce a soluciones en las que es el trabajador quien gana a costa de la empresa. Es precisamente la posibilidad de elegir soluciones adversas, la desconfianza entre las partes en definitiva, lo que lleva a la elección de la solución cooperativa menos beneficiosa. Los hábitos y convenciones de esfuerzo, la cultura empresarial y la ética comercial en suma, harán que la solución elegida esté por encima de la solución cooperativa menos beneficiosa —la solución (3,3)— pero lejos probablemente de la solución comparativa mejor —la solución (1,1)—. Ello explica que países o empresas con idéntica dotación de recursos materiales y humanos, y la misma tecnología, pueden producir cantidades de outputs significativamente diferentes.

 

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